¿Qué tipos de uva se utilizan en los distintos estilos de Jerez?

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El Marco de Jerez, situado en el triángulo que forman Jerez de la Frontera, Sanlúcar de Barrameda y El Puerto de Santa María, es una de las regiones vitivinícolas más antiguas y singulares del mundo. En este territorio se produce un vino con características irrepetibles, fruto de un clima mediterráneo con clara influencia atlántica, de suelos blancos de albariza y de unas variedades de uva que han demostrado a lo largo de los siglos su perfecta adaptación al entorno.

Aunque a lo largo de la historia se cultivaron múltiples cepas, hoy el Consejo Regulador solo autoriza tres variedades para la producción de vinos de Jerez: Palomino fino, Pedro Ximénez y Moscatel. Cada una cumple un papel diferente y esencial, aportando estilos, aromas y matices que configuran el amplio abanico de vinos generosos, dulces naturales y mezclas tradicionales del Marco.

La Palomino fino: la reina de Jerez

Si hay una variedad que define el alma de los vinos de Jerez, esa es sin duda la Palomino fino. Supone más del 90 % de la superficie de viñedo plantado en la denominación y es la base de todos los vinos generosos: finos, manzanillas, amontillados, olorosos y palos cortados.

Características de la Palomino

La Palomino es una variedad de piel fina, racimos compactos y granos de tamaño medio. No se distingue por una gran riqueza aromática, pero sí por su neutralidad y su extraordinaria capacidad para transmitir las características del suelo y del proceso de crianza.

Su contenido en azúcares al llegar a la madurez suele ser moderado, lo que la hace perfecta para producir vinos secos. También se caracteriza por una acidez relativamente baja, lo que contribuye a la suavidad y elegancia de los vinos que origina.

Adaptación a los suelos de albariza

El maridaje perfecto entre uva y tierra se produce con la albariza, ese suelo blanco, calcáreo y esponjoso que cubre gran parte del Marco de Jerez. La Palomino aprovecha al máximo la capacidad de la albariza para retener agua en invierno y liberarla lentamente durante los veranos secos y calurosos.

Gracias a esta simbiosis, la variedad ofrece rendimientos equilibrados, buena maduración y un perfil de mosto ideal para ser encabezado y sometido a los diferentes sistemas de crianza característicos de Jerez.

Versatilidad en los distintos estilos de vino

  • Fino y manzanilla: bajo crianza biológica, la Palomino muestra su faceta más delicada. Sus mostos neutros permiten que la acción del velo de flor marque el carácter final del vino.
  • Amontillado: cuando el vino comienza con crianza biológica y pasa luego a crianza oxidativa, la Palomino revela una gran capacidad para acumular complejidad aromática.
  • Oloroso: en crianza exclusivamente oxidativa, esta uva expresa su lado más corpulento, generando vinos estructurados, profundos y de gran persistencia.
  • Palo cortado: estilo intermedio que refleja la versatilidad de la Palomino, con la delicadeza aromática del amontillado y la potencia del oloroso.

En definitiva, la Palomino fino es el lienzo en blanco sobre el que el sistema de criaderas y soleras, junto con las condiciones de bodega, pintan el carácter inconfundible de los vinos de Jerez.

Pedro Ximénez: la esencia de la dulzura

La segunda variedad autorizada, la Pedro Ximénez o simplemente “PX”, ocupa un papel muy diferente al de la Palomino. En lugar de destinarse a vinos secos, su función principal es la de proporcionar vinos naturalmente dulces.

Características de la Pedro Ximénez

Es una uva de grano fino, piel delicada y elevado contenido en azúcares. Su riqueza natural permite elaborar vinos que, tras el tradicional proceso de soleo —exposición al sol para pasificar las uvas—, alcanzan concentraciones de azúcar extraordinarias.

El resultado es un mosto espeso, casi meloso, que fermenta poco y mantiene una dulzura natural altísima, base de los célebres vinos Pedro Ximénez.

Proceso de elaboración

Las uvas de PX se cosechan maduras y se extienden en paseras sobre esteras de esparto para su soleo. Durante días o semanas, el sol andaluz concentra los azúcares y reduce el contenido de agua. Posteriormente, las uvas se prensan y el mosto resultante, densísimo, fermenta solo parcialmente antes de ser encabezado con alcohol vínico.

Este método da lugar a vinos oscuros, de textura densa, con aromas a higo seco, dátil, miel, regaliz y café. Su dulzura extrema los convierte en acompañamiento ideal de postres o quesos azules, y en materia prima para la elaboración de estilos tradicionales de mezcla.

Uso en mezclas y vinos de licor

Además de embotellarse como vino monovarietal, la PX se utiliza en combinación con Palomino para crear estilos como el cream o el medium, en los que se busca suavizar la intensidad de un oloroso u otro generoso con el dulzor aterciopelado del Pedro Ximénez.

Moscatel: la expresión aromática

La tercera variedad autorizada es la Moscatel, cultivada en menor extensión dentro del Marco de Jerez, sobre todo en zonas cercanas a la costa, como Chipiona.

Características de la Moscatel

Es una variedad muy aromática, con racimos grandes y granos de piel gruesa y dorada. Su aroma es fácilmente reconocible: notas florales, cítricas y de uva fresca. Su riqueza aromática contrasta con la neutralidad de la Palomino.

Elaboración de vinos Moscatel

Al igual que con la PX, parte de la producción de Moscatel se destina al soleo, para aumentar su concentración en azúcares. Los vinos resultantes son dulces, intensos en nariz, con notas de azahar, miel, pasas y caramelo.

Aunque menos conocido que el Pedro Ximénez, el Moscatel juega un papel importante dentro de la diversidad jerezana, ofreciendo vinos dulces naturales de gran expresividad.

Uso en coupages

En ocasiones, el Moscatel se emplea en pequeñas proporciones para aportar frescura aromática y complejidad a estilos de licor, combinando su carácter floral con la robustez de los generosos.

La interacción entre uva, suelo y clima

Las tres variedades autorizadas no se explican sin el contexto del Marco de Jerez. La combinación del suelo de albariza, la influencia atlántica y el clima mediterráneo es lo que permite que estas cepas expresen todo su potencial.

  • Palomino fino: en la albariza muestra todo su equilibrio, produciendo mostos neutros que son la base ideal para la crianza.
  • Pedro Ximénez: aunque tradicionalmente se cultiva en Montilla-Moriles, su adaptación al sol y a la pasificación natural encuentra un aliado en la calidez de la campiña jerezana.
  • Moscatel: prospera en suelos arenosos cercanos al mar, donde conserva su carácter floral y mediterráneo.

Historia de las variedades de Jerez

A lo largo de la historia, la región cultivó muchas más cepas, pero con el tiempo se fue imponiendo la tríada actual. La Palomino se convirtió en la protagonista indiscutible gracias a su productividad equilibrada, su adaptación a la albariza y su neutralidad aromática, que permite resaltar la singularidad de la crianza biológica y oxidativa.

La Pedro Ximénez encontró su lugar como uva pasificada, mientras que la Moscatel aportó ese toque aromático tan característico. Hoy, estas tres variedades son las únicas reconocidas oficialmente, aunque el pasado del Marco fue mucho más diverso.

Relación entre variedad y estilo de vino

Cada estilo de Jerez responde a una combinación concreta de uva y crianza:

  • Generosos (secos): elaborados siempre a partir de Palomino fino. Incluyen finos, manzanillas, amontillados, olorosos y palos cortados.
  • Dulces naturales: elaborados exclusivamente con Pedro Ximénez o Moscatel, tras el proceso de soleo.
  • Vinos de licor: resultado de la mezcla de generosos de Palomino con vinos dulces de PX o Moscatel. Aquí encontramos el cream, medium y pale cream.

Esta clasificación muestra que la riqueza del Marco de Jerez no reside tanto en la diversidad de variedades, sino en el ingenio enológico para transformarlas mediante sistemas de crianza únicos en el mundo.

Importancia actual y retos futuros

En la actualidad, la Palomino fino sigue siendo el eje central de la producción, mientras que PX y Moscatel conservan su papel específico en los vinos dulces. Sin embargo, el cambio climático plantea nuevos retos: vendimias más tempranas, estrés hídrico y variaciones en la acidez que afectan a la uva.

Las bodegas investigan prácticas sostenibles para proteger las cepas y mantener la calidad histórica de los vinos. El futuro pasa por preservar la identidad de estas variedades, al mismo tiempo que se experimenta con nuevas técnicas que aseguren la pervivencia del legado jerezano.

Conclusión

En el Marco de Jerez, tres variedades de uva —Palomino fino, Pedro Ximénez y Moscatel— sustentan una de las tradiciones vinícolas más ricas y admiradas del mundo. Cada una cumple un rol específico: la Palomino como base de los generosos secos, la PX como reina de los vinos dulces y la Moscatel como expresión aromática única.

Juntas, en combinación con el suelo de albariza, el clima atlántico y el sistema de criaderas y soleras, conforman el alma del vino de Jerez. Entender estas variedades es comprender la esencia de una tierra que ha sabido convertir tres uvas en un universo inagotable de estilos y sensaciones.

📌 Preguntas frecuentes

¿Qué uvas se utilizan en los vinos de Jerez?
Las tres variedades autorizadas son Palomino fino, Pedro Ximénez y Moscatel. Cada una aporta características diferentes a los distintos estilos de Jerez.

¿Qué vinos se elaboran con Palomino fino?
Con Palomino se elaboran los vinos generosos secos: fino, manzanilla, amontillado, oloroso y palo cortado.

¿Para qué se utiliza la uva Pedro Ximénez?
La Pedro Ximénez se destina principalmente a vinos dulces naturales obtenidos tras el soleo de la uva. También se usa para mezclar con generosos en estilos como medium o cream.

¿Qué caracteriza a la uva Moscatel en Jerez?
La Moscatel aporta vinos dulces muy aromáticos, con notas florales, cítricas y de uva fresca. Se cultiva sobre todo en zonas costeras como Chipiona.

¿Por qué el Jerez tiene solo tres variedades autorizadas?
A lo largo de la historia se cultivaron muchas cepas, pero Palomino, Pedro Ximénez y Moscatel demostraron ser las mejor adaptadas al suelo de albariza y al sistema de crianza de Jerez, consolidándose como las únicas reconocidas por el Consejo Regulador.